Solicitud de reconocimiento para agentes de la Policía Local de La Rinconada que evitaron un suicidio

Solicitamos, en base a lo especificado en el Decreto 98/2006, de 16 de mayo, por el que se crea la Orden al Mérito de la Policía Local de Andalucía, creado con el fin de reconocer a los miembros de los Cuerpos de la Policía Local que se distingan notoriamente en el cumplimiento de sus funciones. 

El motivo de tal solicitud de reconocimiento, se basa en la intervención llevada a cabo por dos de los agentes del Cuerpo de la Policía Local de La Rinconada en la tarde del 19 de septiembre de 2021.

Según nuestro criterio, los agentes mantienen una conducta que evidencia un sobresaliente y excepcional valor personal, abnegación y eficacia con riesgo para la propia vida, implicando un mérito de carácter extraordinario, en el que el resultado es de vital importancia para la convivencia de nuestra comunidad.

Los motivos concretos que dan pie a esta solicitud se recogen en el atestado de esta Policía y acontecieron de la forma siguiente:

La patrulla formada por los dos agentes que nos referimos son avisados por Sala de Transmisiones a las 17:00 horas del 19 de septiembre de 2021 de la recepción de una llamada por parte de una mujer de 20 años llorando en estado de gran ansiedad y nerviosismo, comunicando que sus padres han discutido, y el padre, al que nos referiremos como F., se ha marchado del domicilio de La Rinconada tras haber consumido un gran número de pastillas y alcohol y haberse autolesionado, intentando cortarse las venas y apuñalarse con un cuchillo. Marchándose del lugar con el cuchillo y una botella de vino manifestando que se iba a suicidar.

En ese momento, los agentes, que se encontraban prestando servicio en vehículo policial con distintivos, se dirigieron al domicilio con toda celeridad para recabar más información con el objetivo de encontrarlo y evitar el acto que tenía intención de cometer.

A la llegada al domicilio se entrevistan con la pareja y la hija, mostrándoles  los restos de sangre por las lesiones auto infligidas. Además de narrar la discusión, cuyo origen se encuentra en el cada vez peor estado debido a su enfermedad mental avisando que posee un trastorno bipolar diagnosticado y siendo el reciente despido del afectado un punto de inflexión.

Tras pasar todos los datos a radio base y a la otra patrulla, comienzan la búsqueda por todos los lugares apartados de casco urbano, polígonos y caminados aislados, donde pudiera encontrarse.

Los agentes logran dar con F. tras casi hora y media de búsqueda, uno de los agentes en base  logra contactar por teléfono con él citando textualmente: “Estaba llorando y desesperado, no facilita datos de su ubicación y ha colgado el teléfono, decía que estaba harto y culpaba a un señor  de diversas cosas”.

Finalmente, a las 18:20 horas, los agentes toman un carril en el que observan una verja entre abierta. Uno de ellos deja el vehículo para entrar, tras verlo le hace señas a su compañero de que se encuentra allí, dándole éste marcha atrás al vehículo policial para que quede a la vista, antes de descender y que así pueda ser visible tanto por la otra patrulla de Policía Local, como por las patrullas de la Guardia Civil y servicios de asistencia sanitaria en caso de ser necesarios.

Tras atravesar la verja, ve al afectado levantarse con rapidez, y de forma agresiva se acerca hacia el agente cuchillo en mano haciendo aspavientos de apuñalar, amenazándole de muerte y vociferando “te voy a pegar una puñalá y te voy a sacar las tripas”.

En ese momento uno de los agentes, recula de forma apresurada llevándose la mano al arma reglamentaria de forma instintiva, tras lo cual responde con mayor agresividad gritando “venga, saca la pistola, pegame un tiro!” esgrimiendo el cuchillo sin dejar de avanzar con clara intención de acometer contra el agente, cada vez que éste reculaba.

El agente decide sacar la defensa intentando mantener la distancia, teniendo que recular bastantes metros hacia atrás mientras le piden tirar el arma blanca, a pesar de que, dada la peligrosidad de la situación para sus vidas ante la violencia esgrimida, la enfermedad mental del afectado, las pastillas y el alcohol consumido, hubiera sido congruente, oportuno y proporcional el uso de sus armas reglamentarias.

En ese instante, el otro agente empieza a vociferar para llamar su atención, gritándole que si no quería ayuda que nos marchábamos del lugar, todo ello para distraer la atención del mismo.

Acto seguido se dirige hacia uno de los compañeros esgrimiendo todavía el cuchillo con violencia y con clara intención de acometer contra el agente. Aprovechando ese instante su compañero se acerca al afectado por la espalda golpeando en la mano donde esgrimía el cuchillo, cayendo este al suelo.

Seguidamente reacciona volviendo a dirigirse hacia el agente para agredirle e intentar arrebatar el cuchillo, su compañero reacciona de forma inmediata acercándose por la espalda y consiguiendo reducirlo hasta llevarlo al suelo.

En el transcurso de la reducción donde el afectado se encuentra en el suelo, uno de los compañeros le empieza a gritar buscando que sienta realmente la empatía con la que actúan los agentes a pesar de la peligrosidad: “que estamos aquí para ayudarte, porque no queremos que te quites la vida, que llevamos toda la tarde buscándote, que hay otras soluciones, desahógate y rompe a llorar!!

F. se derrumba y empieza a llorar, se desmorona, por lo cual lo incorporan y le permiten sentarse donde lo habían encontrado en un principio, para que se desahogara, donde había una botella de whisky y una caja de pastillas, de la cual había consumido una tableta.

En esos momentos F.  confiesa que se quiere quitar la vida y que tiene cincuenta y tres años y que aquí ya no hace nada. Cuenta que su anterior empleador le había acusado de ratero y de meterle fuego a un tractor por lo que lo había despedido, después de haberle trabajado durante muchos años, y haber hecho muchas cosas que no eran su trabajo, mostrando especial fijación y rencor hacia éste, culpándole de su situación.

Los agentes vuelven a indicar el lugar de los hechos a los demás indicativos, ya que les costaba encontrarlos, por lo escondido que se encontraban en la finca de naranjos.

Se avisa de igual forma a Servicios Sanitarios para que se personen en el lugar. Seguidamente llega la otra patrulla de Policía Local junto a dos patrullas de Guardia Civil, permaneciendo en calma la situación hasta la llegada de los servicios médicos, los cuales a su llegada lo atienden de las heridas que se había autoinflingido, y deciden trasladarlo al hospital Virgen Macarena por ingreso involuntario.

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