Si hace pocos años las actuaciones policiales con menores se referían a hechos de tipo vandálico (hurtos, riñas callejeras, etc.), hoy nos encontramos -además-, con situaciones ilícitas mucho más sutiles por su dificultad para exteriorizarse, como ocurre con el acoso cibernético, la violencia filio-parental, la llegada ilegal de menores a nuestro territorio nacional, abusos y violaciones en pandilla…
Esta acción formativa se centra precisamente en la transgresión de estos menores a nuestro ordenamiento, por lo delicado de la intervención policial con ellos, precisamente porque el objeto jurídico digno de protección –simplemente es el menor-, ya sea actor del hecho, espectador pasivo o la víctima, y un error policial puede resultar muy perjudicial tanto para el menor, como para el propio actuante.